La matriz de la Taxonomía de Bloom revisada por Anderson y Krathwohl es una herramienta ideal para diseñar experiencias de aprendizaje significativas. El hecho de cruzar los niveles de pensamiento (recordar, comprender, aplicar, analizar, evaluar, crear) con los tipos de conocimiento (factual, conceptual, procedimental y metacognitivo), nos permite organizar, equilibrar y dar sentido a nuestras secuencias didácticas.